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A punto de desaparecer Palominito


Expertos explicaron que la situación de Palominito se repite en varios cayos de las costas de Puerto Rico. (Suministrada)

Cambios en condiciones climáticas amenazan a la paradisiaca islita.

Es poco lo que queda de la islita paradisiaca -ubicada en aguas del área noreste del País-, que sirvió de escenario para la producción de Hollywood “Pirates of the Caribbean”. Un paseo en lancha por el área muestra a lo lejos una frágil montaña de arena blanca y el esqueleto de lo que hasta hace poco era un espacio con vegetación y un puñado de palmeras.

No es ficción: Palominito está desapareciendo. Y lo peor es que hay otras zonas en inminente peligro a causa de la erosión, un evento que ha existido siempre, pero que en los últimos años ha marcado un ritmo acelerado, y que los expertos en biología marina definen como la pérdida del sedimento (en este caso, arena) que poco a poco destruye el suelo ubicado en las playas.

El director del Programa de Manejo de la Zona Costanera del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Ernesto Díaz, explica que la erosión es un proceso natural que ocurre a causa de eventos naturales, como huracanes, mareas y correntías, entre otros factores. De hecho, añadió que Puerto Rico cuenta con sobre 1,200 playas, entre las cuales hay cayos e islotes, y de ellas un 60% enfrentan problemas de erosión moderada a agravada intensa.

“Esto es algo que ha ocurrido siempre, pero cuando tienes un cambio climático, por ejemplo, se exacerban las situaciones naturales porque está provocando que haya un alza en el nivel del mar. Entiendo que en cayos como Palominito eso es lo que ha estado ocurriendo. Las fuerzas hidrodinámicas lo afectan naturalmente”, expresó Díaz, quien mostró a Primera Hora fotos de Google Earth que evidencian los cambios sufridos en el cayo durante los pasados años.

Así se veía Palominito en el 2000. (Archivo)

Así se veía Palominito en el 2000. (Archivo)

Descartó que el comportamiento humano influya en la desaparición de Palominito, localizado a cuatro kilómetros al este de Fajardo, muy cerca de la isla Palomino, ambas importantes atracciones turísticas que forman parte de la Reserva Natural de la Cordillera.

En cambio, Díaz sí destacó que “posiblemente” el blanqueo o muerte que han sufrido los arrecifes de coral que hay en el cayo estén vinculados a la acción de personas.

Díaz mencionó que la situación de Palominito se repite en varios cayos de las costas de Puerto Rico.

“Por ejemplo, en Ratones, frente la playa de Joyuda, en Cabo Rojo, está ocurriendo. En cayo Aurora (Guilligan, Guánica) también han ocurrido problemas en el que, incluso, se han perdido gazebos. Y hay otros casos, como el de unos cayos, entre ellos Mata Hueca, que desaparecieron en la boca de la Bahía de Guánica a principios de los años 90”, agregó.

Estudiosos coinciden en que, aunque los efectos de la erosión de las costas eran predecibles desde hace años, fue a partir del 2010 que se suscitaron unos hechos que exacerbaron la situación pues, desde ese año, el nivel del mar en Puerto Rico sube entre ocho y nueve milímetros, cuando la norma eran dos milímetros anuales.

“Para el 2012, por ejemplo, coincidieron periodos de elevadas temperaturas de las superficies marinas… eso hace que el agua se expanda y el nivel del mar se hace más elevado de lo que es la tendencia promedio. En el caso de Palominito, por ejemplo, en 2012 enfrentó situaciones que combinaron el alza del nivel del mar, la expansión térmica del agua y el oleaje que se produjo por los frentes fríos que ocurrieron”, dijo Díaz.

El oceanógrafo físico Aurelio Mercado, por su parte, también alude a los cambios registrados en los últimos cinco años y recuerda que en el 2015 se marcó “el último pico grande” en el mareógrafo de la Bahía de San Juan. La medición marcó, durante dos meses corridos, una alza de 0.2 metros en el nivel del mar.

“Ahí fue que se formó el lío en Loíza (Piñones) y en Luquillo (playa Fortuna) cuando vimos que el mar se ‘comió’ la carretera. Empezamos a ver en la prensa problemas en residencias de Ocean Park y las inundaciones en las comunidades del G-8 aledañas al caño Martín Peña. Y esto es apenas el comienzo a lo que viene y que se suma al hecho de que hay playas desapareciendo, como es el caso de Palominito”, advirtió Mercado.

A juicio del también profesor de Ciencias Marinas del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, el daño ambiental que se perfila “es un tren difícil de detener”.

“Esto no hay quién lo pare. Se podrán hacer remedios que atrasen un poco la situación, pero tarde o temprano es imposible llevar una pelea contra la invasión del mar. Es un asunto serio que el Gobierno debe atender con prontitud, igual que se atiende la crisis económica”, recalcó al destacar que se prevé que para el 2100 el nivel del mar en Puerto Rico aumente mínimo un metro lo que, a su juicio, pone en peligro insalvable al aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín.

Por lo pronto, el ser humano puede ayudar en el proceso tomando cautela con el uso de terrenos.

Así lo indica la geóloga marina Maritza Barreto, al advertir que cuando se hace deforestación cerca de las playas, se construyen rompeolas que no son convenientes para el área, cuando se eliminan dunas con la extracción de arena o se desarrollan propiedades sin la debida planificación se contribuye a la aceleración de erosión en las costas.

“Esto fue lo que pasó cuando entre 1930 y 1940 se conectó a Isla de Cabra (Toa Baja) con la tierra adentro. Eso provocó cambios en el oleaje, en las corrientes y produjo erosión en la costa de Levittown cambiando la morfología de esa playa”, dijo Barreto, quien participó durante un año de un estudio de erosión costera en Puerto Rico, cuyos hallazgos se presentarán en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, donde labora como profesora en la Escuela de Planificación.

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