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El Premio Medioambiental Goldman Reconoce a Luis Jorge Rivera Herrera como uno de Seis Héroes del Me

Luis Jorge Rivera Herrera ayudó a liderar una exitosa campaña para el establecimiento de una reserva natural en el Corredor Ecológico de Puerto Rico—una zona de anidamiento para la tortuga tinglar (baula) que está en peligro de extinción—y para la protección del patrimonio natural de la isla contra los proyectos dañinos de desarrollo.



EL HOGAR DE LAS TORTUGAS TINGLARES

El Corredor Ecológico del Noreste (CEN) abarca 3,000 acres de propiedad costera de primera categoría en la costa norte de Puerto Rico. Además de su valor escénico y recreativo, tiene una significancia biológica enorme. El corredor sirve de hogar para más de 50 especies raras, amenazadas o en peligro de extinción, algunas de las cuales se encuentran solo en la isla. Además, se suma a su valor y particularidad natural el hecho de estar cerca del Bosque Nacional El Yunque, reconocido por la UNESCO como Reserva de la Biosfera.


A finales de la década de los 90, con promesas de revitalizar la economía de la región, desarrolladores propusieron dos megaresorts–consistirían de 3,500 habitaciones hoteleras y unidades residenciales, múltiples campos de golf, un centro comercial, y otras construcciones urbanas–que serían construidos en el corredor. Estos proyectos habrían destruido el hábitat de la flora y fauna silvestres del corredor, amenazado las fuentes hídricas locales, y limitado el acceso público de las playas, ignorando a la vez el hecho de que otros semejantes proyectos de desarrollo en Puerto Rico habían sido incapaces de hacer cumplir las promesas de oportunidades económicas.


UNA VIDA ARRAIGADA EN LA APRECIACIÓN DE LA NATURALEZA

Nacido en Puerto Rico, Luis Jorge Rivera Herrera muchos fines de semana de su niñez en una finca de cocos que había sido propiedad de su familia desde 1873. Cuando tenía 8 años, el gobierno incautó la finca de su familia, ya que tenía planes de construir una planta para el tratamiento de aguas residuales en ese terreno.


De joven, disfrutaba el surfing. Ese pasatiempos le llevó al CEN, cuyo paisaje y belleza natural le traían recuerdos de la finca de su familia. Recordaba la experiencia de ver los bulldozers destruir la finca querida de la familia–una experiencia que formaría la base de su compromiso de vida de proteger el medioambiente y exigir que el gobierno asuma su responsabilidad y respete los derechos de los ciudadanos.


Rivera después estudió la ciencia medioambiental y desarrollo una carrera en la gestión y planificación ambiental. En 1999, vio un anuncio de periódico acerca de los megaresorts que se estaban proponiendo. Debido a su carrera profesional y al hecho que se crió en la región, conocía personalmente el valor recreativo y ambiental de la zona—y estaba dispuesto a no dejar que el gobierno la pavimentara.


DIECISÉIS AÑOS Y CINCO GOBERNADORES MÁS TARDE

Rivera y un grupo de amigos cercanos empezaron a ofrecer su tiempo voluntariamente para organizar la oposición pública a los megaresorts. El impulso de la campaña cambió en 2005 con la llegada de un organizador a tiempo completo del Sierra Club, lo cual llevó a la formación de la Coalición del Corredor Ecológico Noreste. Nuevamente reanimado, Rivera Herrera elaboró un proyecto de ley para la protección del corredor como reserva natural. El proyecto pasó su audiencia en la cámara baja de la legislatura puertorriqueña, pero ultimadamente fue bloqueado por unos cuantos senadores, uno de los cuales después sería declarado culpable de cargos de corrupción y soborno.


El proyecto de ley murió, pero para el 2007, Rivera Herrera y la coalición habían desarrollado un formidable apoyo público para la protección del corredor. Esto produjo un ambiente político seguro para que el gobernador de ese entonces, Acevedo-Vilá, eludiera la legislatura y firmara una orden ejecutiva, calificando de reserva natural al Corredor Ecológico Noreste.


Puerto Rico eligió un nuevo gobernador en el 2008, quien se postuló con una plataforma de un impulso económico mediante empleos en el sector de la construcción. Los desarrolladores de megaresorts contribuyeron generosamente a su campaña, y pronto después de ser elegido, en octubre del 2009, el gobernador Fortuño derogó la denominación hecha por su predecesor, dejando el corredor vulnerable ante el desarrollo.


En el 2012, Rivera Herrera y la coalición trabajaron exitosamente con legisladores para pasar un nuevo proyecto de ley que calificaría de reserva natural a todo el terreno público del corredor. Ante el inmenso apoyo público para el corredor, y viendo en riesgo su reelección, Fortuño firmó el proyecto, convirtiéndolo en ley. La coalición adquirió más fuerza en abril del 2013, cuando el gobernador recién elegido, García-Padilla, expandió la declaración de reserva natural para incluir los terrenos privados ubicados en el corredor. En cada momento del proceso en esa lucha de 16 años, Rivera Herrera estuvo presente, para combatir la corrupción del gobierno y abogar por el derecho del pueblo de exigir la protección del medioambiente.


Rivera Herrera y sus colegas de la coalición ahora están montando una campaña de recaudación de fondos para ayudar al gobierno a comprar los terrenos privados restantes en el corredor. Además, están liderando la participación ciudadana en un plan que busca desarrollar el corredor como destino eco-turístico, el cual generará financiación para la restauración y el manejo de la fauna, a la vez que revitalizará la economía local.


INFORMACIÓN ACERCA DEL PREMIO AMBIENTAL GOLDMAN

El Premio Ambiental Goldman premia y da reconocimiento a individuos emprendiendo luchas para ganar victorias ambientales contra viento y marea, e inspira a las personas a tomar acciones extraordinarias para proteger los recursos naturales del mundo. El Premio Ambiental Goldman fue creado en 1989 por Richard N. Goldman y su esposa Rhoda H. Goldman, ambos filántropos y líderes cívicos.


Los ganadores del Premio Ambiental Goldman son seleccionados por un jurado internacional que elige a los galardonados a partir de nominaciones confidenciales hechas por una red mundial de individuos y organizaciones ambientales. Los ganadores del premio hacen una gira de 10 días en San Francisco y Washington, D.C., participando en una ceremonia de entrega de premios, en conferencias y sesiones informativas de prensa, y en reuniones con líderes políticos y líderes ambientales y de políticas públicas.

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